Una de las setas más características del otoño ya aparece por nuestros almacenes, con un estupendo color anaranjado-rojizo y un aroma inconfundible, es el níscalo.
Conocido también por los nombres de “rovellón”, “ rovelló”, “ pinatell” o “esnegorri”.
Esta seta siempre crece en bosques de coníferas.
Dos rasgos característicos distinguen claramente al Lactarius deliciosus del resto de los miembros del género: el látex que exuda se vuelve inmediatamente de color rojo anaranjado y su carne, anaranjada, lentamente se torna verdosa cuando se manipula.
El níscalo es la seta silvestre más consumida, ya que las cosechas son abundantes y admite muchas preparaciones culinarias. Los níscalos se pueden cocinar a la brasa, a la parrilla, guisado, en sopa, salteado, en vinagre, y hasta crudo.
Una curiosidad: los rusos lo conservan en sal.
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